jueves, 4 de septiembre de 2014

AMBIENTES NATURALES Y AGRARIOS DEL URUGUAY

 Ambientes naturales
En Uruguay se identifican nueve regiones paisajistas 
 que surgen del agrupamiento de atributos
comunes y grado de similitud entre si .
Ellas son: la región de serranías, las planicies fluviales, planicies del Este, las quebradas, litoral Sur
oeste, las lagunas litorales, las praderas del este, las praderas del Noreste, las praderas del Centro
Sur, las praderas del Noroeste, las praderas con cerros chatos y las costas. 
A su vez se distinguen en nuestro país cuatro ecosistemas básicos, ellos son:
A)Ecosistemas de humedales, 
B) costeros,
C) de praderas y 
D) de bosques. 
Los ecosistemas de humedales, ocupan aproximadamente el 4 % del territorio nacional. Se
encuentran diseminados en pequeñas áreas en todo el territorio con mayor concentración en el
Sureste del país. Constituyen formaciones de tierras bajas inundadas en forma esporádica o
permanente, donde las aguas permanecen poco profundas lo que permite el crecimiento de
vegetación emergente. 
Las funciones fundamentales de los humedales, además de su excepcional productividad natural, es
la de regular el sistema hidrológico y purificarlo, controlar la erosión, sostener la vida silvestre, en
particular las aves migratorias, exportar nutrientes orgánicos, proveer de pasturas y albergar especies
de fauna de valor económico. 
En Uruguay, existen una serie de humedales de distintas dimensiones entre los que se destacan, por
su extensión: los bañados del este (cuenca de la Laguna Merín y costa de Rocha), los de Farrapos en
el litoral del río Uruguay, algunos sobre el Río Tacuarembó, otros ubicados en la desembocadura del
río Santa Lucía y los que se encuentran en las costas bajas del Río de la Plata, en el departamento
de Colonia.
En el caso de los ecosistemas costeros, consideramos los ecosistemas de la interfase terrestre -
acuática distribuidos a lo largo de los litorales del Río de la Plata y del océano Atlántico 680 Km: 452
Km, sobre el Río de la Plata, y 228 Km, sobre el océano Atlántico, generalmente caracterizados por la
presencia de suelos arenosos y de turbas o afloramientos rocosos. Constituyen particulares hábitats
de interés por su riqueza biológica. 
Los ecosistemas de bosques, presentan superficies con especies arbóreas nativas, entre 400.000 y
667.0004
 ha, lo que corresponde aproximadamente a un 3.5 % del territorio. 
Se describen, según sus características y composición: Bosques ribereños, de parque, de quebrada,
serranos, psamófilos y palmares.

Noticia de la agricultura en el Uruguay

AGRO - INFORME

La agricultura uruguaya se enfría por primera vez en muchos años

Por menores precios y merma de cosecha la soja perdió algo del brillo en los últimos años

No va a ser una gran segunda mitad del año para la agricultura uruguaya. La cosecha de soja sintió los excesos del clima y no pudo seguir la tendencia ascendente de los últimos años. Los precios dieron una mano y los agricultores pudieron hasta comienzos de junio aprovechar una firmeza que no estaba en los papeles en virtud del aumento previsto en la producción mundial. Pero los rendimientos del año pasado no lograron sostenerse. El clima, particularmente las lluvias, no solo complicaron los cultivos de verano recortando la cosecha. No han hecho las cosas nada fáciles para los cultivos de invierno (ver páginas 8 y 9).

Cuando se traspasó ya la primera mitad de junio el avance en la implantación de trigo y cebada está por detrás de los planes. Para el trigo hay una creciente convicción de que no se llegará a la intención de siembra a no ser que “abra” el clima y pare de llover por más de una semana o 10 días. En cualquier caso, la segunda mitad del año comenzará con menores ingresos por soja y con una superficie de cultivos de invierno inferior a la prevista, lo que supone menos dinero en el mercado.

La zafra 2013/2014 de soja supuso un nuevo incremento en el área de la oleaginosa. Las estimaciones privadas –ya que las oficiales difieren mucho entre sí y de lo que ve el mercado– apuntaban a un crecimiento de la superficie hasta 1,45-1,5 millones de hectáreas. 

A medida que se fue sembrando el mercado acompañó en el mundo. EEUU no paró de sacar soja hacia China a pesar del incremento esperado en la producción sudamericana y del bajo stock del que contaba. Eso generó firmeza en los valores internacionales que fueron aprovechados por los agricultores locales. Volvieron los US$ 500 por tonelada que muchos no esperaban y se llegó a máximos al productor de casi US$ 520/t. 

Cuando empezó la cosecha los comentarios generalizados afirmaban que los rendimientos eran inferiores a lo esperado. La soja genera una confianza por su plasticidad que llevó a tener expectativas altas a pesar del intenso calor de diciembre y el mundo de agua que cayó entre fines de enero y la primera mitad de febrero, a lo que siguieron semanas con baja radiación solar. Las plantas lucían bien pero el peso de los granos fue inferior a lo esperado. 

Hasta ahora no hay estimaciones oficiales sobre cuánto será el volumen total cosechado. En la ExpoActiva las previsiones iban sobre 3,6 millones a 3,8 millones de toneladas. Sin embargo, la realidad fue otra. Una forma de evaluar la producción esperada está entre los stocks, embarques y previsiones de rendimiento del último tramo de la recolección de la soja. 

Hasta el 1° de junio los stocks de la oleaginosa llegaron a 1,637 millones de toneladas, según el registro de existencias del Plan Nacional de Silos. Según las estimaciones de operadores privados, hasta junio se habían embarcado algo así como un millón de toneladas. De esa manera se llegaba a cerca de 2,7 millones, a lo que debía agregarse lo que restaba por ingresar a plantas hasta el 1° de junio. Hasta esa fecha había previsiones de que faltaba cosechar alrededor del 20%. Es así que se podría estimar un total de producción sobre 3,2-3,3 millones de toneladas frente a los algo más de 3,5 millones del ciclo anterior. 

Además de una producción que será inferior, el valor promedio de la exportación también  lo será. De modo que ingresarán menos dólares a la economía por el principal producto agrícola. En el acumulado del año hasta los primeros 10 días de junio se habían dado solicitudes de exportación por 1,909 millones de toneladas con un precio FOB promedio de US$ 508 por tonelada, llevando el total a US$ 971 millones. 

En igual período del año anterior se habían registrado colocaciones por 1,737 millones toneladas con un valor FOB promedio de US$ 531 por tonelada. Finalmente las exportaciones terminaron 2013 con 3,5 millones de toneladas. Pero el mayor volumen exportado al inicio de este año tiene su origen en un fuerte avance de la cosecha.  En comparación al año pasado el volumen será inferior en lo que queda de este año.

Los precios solo pueden repuntar por el factor petróleo. Mirando hacia la próxima zafra el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA, por su sigla en inglés) pronosticó una cosecha récord de soja para ese país de casi 100 millones de toneladas y a Brasil superando los 90 millones. 

Con ese marco, las referencias en la primera mitad de junio para la soja 2015 eran de US$ 420-US$ 425 por tonelada. Se espera que, como sucedió en años anteriores, las proyecciones iniciales del USDA sean de máxima y que luego el clima, la logística y la demanda hagan más ajustado el mercado.  Pero aún así, el tándem trigo/soja tiene fuertes desafíos por delante.
Perspectivas complicadas

Los cultivos de invierno no la tienen fácil luego del clima de mayo y las primeras semanas de junio. La siembra de trigo está bien retrasada respecto al año anterior. Es difícil manejar una superficie debido a la falta de acuerdo entre los privados y entre las propias oficinas del gobierno.  La DIEA manejó para la zafra anterior una superficie de 460 mil hectáreas contra 515 mil hectáreas de Opypa. Dados los volúmenes de producción es probable que el área haya estado sobre las 500 mil hectáreas. 

Hasta ahora se avanzó con siembras de ciclos largos a fines de abril y comienzos de mayo. Luego, la alta humedad y las lluvias impidieron el progreso de los trabajos y las siembras que se realizaron estuvieron lejos de condiciones óptimas. Ya la Dirección de Recursos Naturales adelantó que será flexible con la fiscalización de los planes de uso de suelos para los productores que no puedan cumplir con las siembras previstas de trigo, cebada o colza. 

El clima ha distado de ser benigno al inicio de la campaña de invierno, tanto en Uruguay como en algunas zonas de Argentina y del sur de Brasil. Y lo preocupante es que la alta probabilidad de un episodio de El Niño hace prever una primavera y comienzos de verano complicados con lluvias por encima del promedio. Los agricultores lo saben y no están entusiasmados con plantar. Hay que tener en cuenta que el doble cultivo tiene mejores números que la opción cobertura y cultivo de verano de primera, siempre que luego del trigo o la cebada se pueda plantar a tiempo la soja de segunda. 

Comprometer una buena fecha y plantar sobre fines de diciembre o comienzos de enero le quita potencial de rendimiento a la soja y eso pesa sobre los márgenes finales. Un aspecto que cuenta es la necesidad que tengan los productores de caja luego de una producción de soja que en promedio fue inferior a la prevista. Si no se planta trigo o cebada los bolsillos podrán llegar flacos a la cosecha de soja del año próximo. 

En términos de precios, el mercado no genera –hasta ahora– señales atractivas para la siembra. El trigo, luego de avanzar  en los primeros meses del año, corrigió muy fuerte a la baja. Tanto el USDA como la FAO o el Consejo Internacional de Granos prevén una muy buena cosecha en el hemisferio Norte. Las buenas perspectivas de cosecha para Europa y el Mar Negro compensarían una reducción del orden de 10% en la producción estadounidense. 

En la región, el gobierno brasileño proyecta –en los papeles– un aumento de más de 30% en la producción respecto a la zafra anterior, mientras en Argentina la suba del área estaría entre 15% y 20%. Todos estos son pronósticos que el clima puede perfectamente derrumbar.
Hoy se proyecta una región que pasará de ser deficitaria a ser superavitaria en trigo. La apuesta es que el clima vuelva a castigar alguna región importante de Brasil y de Paraguay como el año pasado, y que en Uruguay el Niño diga hola de lejos.
Fuente: El observador 
AGRO - INFORME

La agricultura uruguaya se enfría por primera vez en muchos años

Por menores precios y merma de cosecha la soja perdió algo del brillo en los últimos años

No va a ser una gran segunda mitad del año para la agricultura uruguaya. La cosecha de soja sintió los excesos del clima y no pudo seguir la tendencia ascendente de los últimos años. Los precios dieron una mano y los agricultores pudieron hasta comienzos de junio aprovechar una firmeza que no estaba en los papeles en virtud del aumento previsto en la producción mundial. Pero los rendimientos del año pasado no lograron sostenerse. El clima, particularmente las lluvias, no solo complicaron los cultivos de verano recortando la cosecha. No han hecho las cosas nada fáciles para los cultivos de invierno (ver páginas 8 y 9).

Cuando se traspasó ya la primera mitad de junio el avance en la implantación de trigo y cebada está por detrás de los planes. Para el trigo hay una creciente convicción de que no se llegará a la intención de siembra a no ser que “abra” el clima y pare de llover por más de una semana o 10 días. En cualquier caso, la segunda mitad del año comenzará con menores ingresos por soja y con una superficie de cultivos de invierno inferior a la prevista, lo que supone menos dinero en el mercado.

La zafra 2013/2014 de soja supuso un nuevo incremento en el área de la oleaginosa. Las estimaciones privadas –ya que las oficiales difieren mucho entre sí y de lo que ve el mercado– apuntaban a un crecimiento de la superficie hasta 1,45-1,5 millones de hectáreas. 

A medida que se fue sembrando el mercado acompañó en el mundo. EEUU no paró de sacar soja hacia China a pesar del incremento esperado en la producción sudamericana y del bajo stock del que contaba. Eso generó firmeza en los valores internacionales que fueron aprovechados por los agricultores locales. Volvieron los US$ 500 por tonelada que muchos no esperaban y se llegó a máximos al productor de casi US$ 520/t. 

Cuando empezó la cosecha los comentarios generalizados afirmaban que los rendimientos eran inferiores a lo esperado. La soja genera una confianza por su plasticidad que llevó a tener expectativas altas a pesar del intenso calor de diciembre y el mundo de agua que cayó entre fines de enero y la primera mitad de febrero, a lo que siguieron semanas con baja radiación solar. Las plantas lucían bien pero el peso de los granos fue inferior a lo esperado. 

Hasta ahora no hay estimaciones oficiales sobre cuánto será el volumen total cosechado. En la ExpoActiva las previsiones iban sobre 3,6 millones a 3,8 millones de toneladas. Sin embargo, la realidad fue otra. Una forma de evaluar la producción esperada está entre los stocks, embarques y previsiones de rendimiento del último tramo de la recolección de la soja. 

Hasta el 1° de junio los stocks de la oleaginosa llegaron a 1,637 millones de toneladas, según el registro de existencias del Plan Nacional de Silos. Según las estimaciones de operadores privados, hasta junio se habían embarcado algo así como un millón de toneladas. De esa manera se llegaba a cerca de 2,7 millones, a lo que debía agregarse lo que restaba por ingresar a plantas hasta el 1° de junio. Hasta esa fecha había previsiones de que faltaba cosechar alrededor del 20%. Es así que se podría estimar un total de producción sobre 3,2-3,3 millones de toneladas frente a los algo más de 3,5 millones del ciclo anterior. 

Además de una producción que será inferior, el valor promedio de la exportación también  lo será. De modo que ingresarán menos dólares a la economía por el principal producto agrícola. En el acumulado del año hasta los primeros 10 días de junio se habían dado solicitudes de exportación por 1,909 millones de toneladas con un precio FOB promedio de US$ 508 por tonelada, llevando el total a US$ 971 millones. 

En igual período del año anterior se habían registrado colocaciones por 1,737 millones toneladas con un valor FOB promedio de US$ 531 por tonelada. Finalmente las exportaciones terminaron 2013 con 3,5 millones de toneladas. Pero el mayor volumen exportado al inicio de este año tiene su origen en un fuerte avance de la cosecha.  En comparación al año pasado el volumen será inferior en lo que queda de este año.

Los precios solo pueden repuntar por el factor petróleo. Mirando hacia la próxima zafra el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA, por su sigla en inglés) pronosticó una cosecha récord de soja para ese país de casi 100 millones de toneladas y a Brasil superando los 90 millones. 

Con ese marco, las referencias en la primera mitad de junio para la soja 2015 eran de US$ 420-US$ 425 por tonelada. Se espera que, como sucedió en años anteriores, las proyecciones iniciales del USDA sean de máxima y que luego el clima, la logística y la demanda hagan más ajustado el mercado.  Pero aún así, el tándem trigo/soja tiene fuertes desafíos por delante.
Perspectivas complicadas

Los cultivos de invierno no la tienen fácil luego del clima de mayo y las primeras semanas de junio. La siembra de trigo está bien retrasada respecto al año anterior. Es difícil manejar una superficie debido a la falta de acuerdo entre los privados y entre las propias oficinas del gobierno.  La DIEA manejó para la zafra anterior una superficie de 460 mil hectáreas contra 515 mil hectáreas de Opypa. Dados los volúmenes de producción es probable que el área haya estado sobre las 500 mil hectáreas. 

Hasta ahora se avanzó con siembras de ciclos largos a fines de abril y comienzos de mayo. Luego, la alta humedad y las lluvias impidieron el progreso de los trabajos y las siembras que se realizaron estuvieron lejos de condiciones óptimas. Ya la Dirección de Recursos Naturales adelantó que será flexible con la fiscalización de los planes de uso de suelos para los productores que no puedan cumplir con las siembras previstas de trigo, cebada o colza. 

El clima ha distado de ser benigno al inicio de la campaña de invierno, tanto en Uruguay como en algunas zonas de Argentina y del sur de Brasil. Y lo preocupante es que la alta probabilidad de un episodio de El Niño hace prever una primavera y comienzos de verano complicados con lluvias por encima del promedio. Los agricultores lo saben y no están entusiasmados con plantar. Hay que tener en cuenta que el doble cultivo tiene mejores números que la opción cobertura y cultivo de verano de primera, siempre que luego del trigo o la cebada se pueda plantar a tiempo la soja de segunda. 

Comprometer una buena fecha y plantar sobre fines de diciembre o comienzos de enero le quita potencial de rendimiento a la soja y eso pesa sobre los márgenes finales. Un aspecto que cuenta es la necesidad que tengan los productores de caja luego de una producción de soja que en promedio fue inferior a la prevista. Si no se planta trigo o cebada los bolsillos podrán llegar flacos a la cosecha de soja del año próximo. 

En términos de precios, el mercado no genera –hasta ahora– señales atractivas para la siembra. El trigo, luego de avanzar  en los primeros meses del año, corrigió muy fuerte a la baja. Tanto el USDA como la FAO o el Consejo Internacional de Granos prevén una muy buena cosecha en el hemisferio Norte. Las buenas perspectivas de cosecha para Europa y el Mar Negro compensarían una reducción del orden de 10% en la producción estadounidense. 

En la región, el gobierno brasileño proyecta –en los papeles– un aumento de más de 30% en la producción respecto a la zafra anterior, mientras en Argentina la suba del área estaría entre 15% y 20%. Todos estos son pronósticos que el clima puede perfectamente derrumbar.
Hoy se proyecta una región que pasará de ser deficitaria a ser superavitaria en trigo. La apuesta es que el clima vuelva a castigar alguna región importante de Brasil y de Paraguay como el año pasado, y que en Uruguay el Niño diga hola de lejos.
Fuente: El observador 

Agricultura

Agricultura del Uruguay


La agricultura es el arte de cultivar la tierra; son los diferentes trabajos de tratamiento del suelo y cultivo de vegetales, normalmente con fines alimenticios.
En nuestro país la agricultura ocupa solo un 20% el 80% restante lo ocupa la gandería.
Los factores importantes para la ganadería son: clima, ríos, suelos, etc.
Los tipos de agricultura que se practican en nuestro país son:
De secano: es la agricultura producida sin aporte de agua por parte del mismo agricultor, nutriéndose el suelo de la lluvia y/o aguas subterráneas. Se practica en el litoral, en los departamentos de Salto, Paysandú, Río Negro, Soriano y Colonia. Lo que se produce es: trigo, maíz, sorgo y oleaginosos.
De regadío: se produce con el aporte de agua por parte del agricultor, mediante el suministro que se capta de cauces superficiales naturales o artificiales, o mediante la extracción de aguas subterráneas de los pozos. Se practica en los departamentos de: Treinta y Tres, Cerro Largo (cuenca de la Laguna Merín) y este de Rivera.
Lo que se produce es, arroz.
En Artigas (Bella Unión) se cultiva caña de azúcar.
Otro tipo de agricultura que se practica en nuestro país es la Agricultura de subsistencia: Consiste en la producción de la cantidad mínima de comida necesaria para cubrir las necesidades del agricultor y su familia, sin apenas excedentes que comercializar. El nivel técnico es primitivo. Montevideo se inscribe junto con Canelones y San José en la región ortifruticola. A pesar de ocupar el 0,1% de la superficie de los establecimientos rurales de país, el departamento más pequeño concentra buena parte de la producción, produciendo el 70% de las verduras y el 40% de duraznos, peras y ciruelas.
Montevideo concentra un 90% del volumen de comercialización mayorista. En Colonia, Canelones y Montevideo hay una buena concentración de viñedos.

Noticia

Jueves 04 de Septiembre de 2014

Facultad de Agronomía frena la aplicación del convenio con Monsanto

El decano de esa unidad académica confirmó ayer que se organizará un taller debate para definir la conveniencia o no de seguir adelante con ese acuerdo.

“He tomado la decisión de frenar la aplicación del convenio. Le he expuesto a mi Consejo Directivo que dado la preocupación universitaria que hay con respecto a la comunidad, vamos a hacer un taller debate en nuestra institución para definir la conveniencia o no de continuar con este convenio”, manifestó ayer el decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba, Juan Marcelo Conrero.
“Estamos organizando para octubre, con 700 referentes sociales estas discusiones se las prácticas agropecuarias que tenemos que empezar a debatirlas como comunidad y tenemos que aunar criterios para definir cuestiones importantes de las cuales luego la Nación deberá tomar resoluciones. Pero tenemos que empezar a trabajar en forma conjunta y no en forma separada”’, dijo en declaraciones fueron hechas a Radio Nacional Córdoba.
Consultado por la planta procesadora de semillas que quiere instalar Monsanto en Malvinas Argentinas, Conrero sostuvo que en su opinión si se puede instalar, según reflejaron desde esa emisora. De todas maneras, indicó que “debe seguirse todos los procesos que están previstos y será la justicia la que analice y determine si se instala, y sobre todo lo que decida la comunidad”.
Cabe recordar que el martes pasado el Consejo Superior se expidió sobre los convenios de la Facultad de Ciencias Agropecuarias con Monsanto que se dio a conocer el 22 de agosto pasado y generó las críticas de varias organizaciones políticas, estudiantiles, sociales y ambientales.
Ese cuerpo se hizo eco de una declaración presentada por el rector Francisco Tamarit y la vicerrectora Silvia Barei, en la que se ratificó la posición tomada por los miembros del Consejo en 2012, donde se manifiesta la solidaridad con la comunidad de Malvinas Argentinas. El texto, además, especifica que el convenio firmado entre el decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y la empresa Monsanto no considera el principio de precaución establecido por la Ley General de Ambiente 25.675/2002, ni la conflictividad social que desde hace varios años se ha generado en nuestra provincia. 

Carreras agrarias en el Uruguay

Tecnicaturas, tecnologías, licenciaturas, ingenierías
La oferta educativa en carreras agropecuarias constituye hoy un sistema que ofrece múltiples opciones por las cuales pueden obtenerse títulos intermedios a distintos niveles, de forma que la/el estudiante está habilitada/o para trabajar en poco tiempo, y a la vez puede continuar estudiando.

Los diplomas de bachillerato, tecnicatura, tecnología licenciatura e ingeniería se diferencian entre sí por los años de estudio y por el énfasis en el conocimiento práctico o teórico-científico. 

Las tecnicaturas son carreras de pregrado de dos años, las tecnologías de tres años, las licenciaturas implican cuatro años de estudio en total y las ingenierías cinco años. Algunas de estas carreras se cursan en CETP-UTU (Consejo de Educación Técnico Profesional, ex UTU) del principio al fin o en los primeros años, otras carreras se hacen en CETP-UTU y/o Facultad de Agronomía, y a veces también parcialmente en otras facultades de la Universidad de la República (UR). 

Estas carreras en las distintas especialidades se ofrecen en variados puntos del territorio nacional:
Tecnicaturas (2 años, inscripciones en UTU)
•    Producción Animal Intensiva. Estación Experimental Bernardo Rosengurtt, en Bañado de Medina, Cerro Largo. 
•    Producción de Arroz y Pasturas. Escuelas Agrarias de Artigas y de Treinta y Tres. 
•    Industrias Lácteas y Producción Lechera. Colonia Suiza.
•    Vitivinicultura. El Colorado, Canelones. 
•    Producción Agrícola Ganadera. La Carolina, Flores.
•    Producción Lechera. San Ramón, Canelones. 
•    Producción Agropecuaria Familiar. Centro Nacional de Actualización para Maestros Rurales Agustín Ferreiro, Canelones.
•    Producción Vegetal Intensiva con Riego. Salto.
Tecnólogos (3 años, inscripciones en UTU) 
•    Tecnólogo Cárnico. Tacuarembó. 
•    Tecnólogo en Madera. Rivera. 
•    Tecnólogo Agroenergético. Bella Unión.
Carreras de grado (4 o 5 años)
•    Licenciatura en Diseño del Paisaje (4 años, inscripciones en el Centro Universitario Regional Este CURE, Maldonado). 
•    Licenciatura en Gestión Ambiental (4 años, inscripciones en el Centro Universitario Regional Este CURE, Maldonado y Rocha).
•    Ingeniería de los Alimentos (5 años, inscripciones en Facultad de Ingeniería).
•    Ingeniería Agronómica (5 años, inscripciones en Facultad de Agronomía en Montevideo y Regional Noroeste de la Universidad de la República, sede Salto).
Estas opciones están integradas en un sistema único con múltiples vasos comunicantes, de manera tal que l@s estudiantes pueden optar por carreras cortas para empezar a trabajar a cualquier nivel, y en el momento en que lo dispongan pueden revalidar sus estudios y reingresar para continuar en los niveles inmediatos superiores.

Diagrama de la estructura general del Sistema Nacional de Enseñanza Terciaria y Superior Agraria (SiNETSA):

¿Que es la agronomia? 

El término “agronomía” proviene del latín “ager” que significa “campo” y del griego “nomos” que significa “ley”. Denominada también como Ingeniería Agronómica.


Su estudio está basado en los factores físicos, químicos, biológicos, económicos y sociales que influyen o afectan al proceso productivo. Su objeto de estudio es el fenómeno complejo o proceso social del agroecosistema, entendiendo éste como el modelo específico de intervención del hombre en la naturaleza, con fines de producción de alimentos y materia prima.